En busca del
unicornio,
de Juan Galán Eslava. Aunque era obra
portadora del Planeta, pues que no la
conocíamos. Y es que los premios y las colecciones nunca nos han sido garantía
de nada, sino más bien engendros de suspicacias. Por eso no les solemos hacer
mucho caso y por eso lo descubrimos por casualidad. Fue una agradable
encuentro, no toparnos con el libro sino con el autor. Y es que es raro
encontrar autores, como ya hemos dicho muchas veces, que mantengan un nivel
elevado de calidad en toda su producción.
Podemos decir de Galán que es un autor
fluido; sí, ese es el adjetivo que mejor podría definir su literatura. Es
fluido y entrelaza bien el hecho histórico, la ficción e impregna las tramas
con una desenfadada crítica escéptica de
los principios del ser humano. Los autores que propugnan el pensamiento analítico
realizan una labor… ¿encomiable?; bueno, cuando menos provechosa para quienes
lo leen.
Por el contrario, a veces peca con la utilización de recursos
que más bien pertenecen al género cinematográfico y, que nadie piense que somos
unos pacatos, con la de elementos eróticos no siempre necesarios. Escribe
mucho, por eso también repite ideas, y su obra es amplia y entretenida. Y se aprecia que (él o su equipo) ha leído a otros autores, como Mika Waltari, que le proporcionan datos e inspiración (¿Orban, de "El mercenario...?).
Pensando en sus libros nos dio en conjeturar
que si con sus habilidades literarias, en lugar de escribir tanto hubiera
condensado su ingenio en una obra reducida, y hubiera evitado los vicios
apuntados que suele engendrar la extensión, probablemente hubiera destronado de
su cátedra a algún famoso príncipe parnasiano, pero… ¡estamos en el XXI y
poderoso caballero es “don”, ¿verdad Quevedo?! Hay que vivir y vivimos, y es en
el siglo de la mentira…
Acabamos de despertar de una siesta bajo un
almendro en flor; claro, es final de este marzo ventoso. En el principio de la
tarde, los pétalos se desprendían y nos envolvían en lluvia aromática: los
focas africanas no se asolean mejor en las playas vespertinas. Cuando el astro
ha reducido su actividad, el contraste frío nos ha hecho levantarnos de golpe
y, con la agitación, hemos recordado que habíamos regalado algunas de sus obras
en papel a algunos amigos: se intenta regalar lo mejor; pero, si no hay mejor,
se regala lo menos malo.Y sin ánimo de esparcir el odio, por lo de las comparaciones, El viaje del elefante no llega a la altura del tobillo de casi ninguna de sus publicaciones.
En concreto, nos han gustado mucho las Últimas pasiones del caballero
Almafiera y la Historia de España
contada para escépticos. En general, todas sus obras son meritorias, amenas, documentadas, recomendables y ... Aquí, en la imagen En busca del unicornio
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